jueves, 18 de junio de 2015

Ningún equipo es más fuerte que el más débil de sus miembros

Para que una colección se convierta en un grupo se requiere un rasgo común; algo que afecte a todos los componentes del colectivo y que les confiera una identidad.
Si a un grupo se le añade un objetivo en común entonces se convierte en un equipo.
Los componentes del colectivo se ven obligados a cooperar si quieren lograr su fin. Pero ¿Cuál es la principal diferencia entre un equipo normal y un equipo ganador? La diferencia más importante reside en aquello que regula la confianza entre sus miembros. En un equipo corriente la confianza depende del error: cuando uno de sus miembros falla, el resto de componentes deja de confiar en él. En cambio en un equipo de alto nivel la confianza depende del compromiso. En un equipo grande se sigue confiando en un jugador que ha fallado. Y eso es así porque el resto de jugadores están convencidos de que el compañero que ha fallado se dejaría la piel, si fuera necesario, exactamente igual que harían ellos, para conseguir los objetivos del colectivo.
El primer paso para construir un equipo es que alguien debe proponer una idea, una filosofía sobre el juego, una visión sobre la actividad que se practicará en equipo. Este primer paso empieza con una idea y termina con unos valores.
Lo que hace que las personas se comprometan con un proyecto y con un sueño no sólo son números, sino emociones como la confianza, la honestidad y la ética.
La segunda fase de la construcción de un equipo ganador parte de la concreción de unos valores, se inspira en ellos para diseñar un sistema de juego y termina en la definición de los roles de cada uno de los miembros del colectivo.
Cuando se consigue que cada uno de los miembros de un equipo tenga muy claro qué se espera de él, lo acepte y lo cumpla, se logra cohesión.
La tercera fase de la creación de un equipo de alto rendimiento parte de la definición de los roles individuales y termina cuando esos roles se han asignado a las personas más adecuadas para desempeñarlos.
En una entrevista que Javier Lozano concedió a la T.V. española, el periodista le preguntó:
Ø  ¿Cuál es la clave de tantos éxitos?
Ø  Que aquí no están los mejores…
Ø  Si no están los mejores, ¿quiénes están?
Ø  ¡Los más adecuados!
Ø  Los más adecuados… ¿a qué?
Ø  Desde mi forma de entender este juego y, me atrevería a decir, a mi manera de entender la vida.
La mejor manera de conseguir que un jugador tenga muy claro qué se espera de él consiste en decírselo. La mejor forma de que lo acepte pasa por tener en cuenta sus necesidades.
Los equipos de alto nivel no utilizan a los mejores jugadores, sino a los más adecuados.
La cuarta y última etapa en la creación de un equipo deberá conseguir que los jugadores se muestren fieles a sus roles y sobre todo que sean capaces de hacerlo bajo presión.
Respetar lo valores colectivos y las necesidades individuales puede que sea la mejor estrategia para conseguir que la filosofía que propuso el líder acabe siendo la filosofía que asuma el equipo entero.
Una vez construido un equipo de alto rendimiento toca gestionarlo.
La primera regla para un gestor de personas debería consistir en tratar a los miembros de un colectivo de manera individualizada, en función de sus necesidades. Esta regla también incluye hacer entender al resto del colectivo que ese trato diferencial beneficia al grupo entero.
La opinión del líder es una más del grupo. No por ser la del líder pesa más ni tampoco menos que las otras. De él se espera la habilidad necesaria para conducir al grupo hasta el consenso.
El arte de la gestión de las personas consiste en conseguir que todos los miembros del grupo se sientan identificados con algún acuerdo.
Imaginemos a un equipo médico durante una sesión clínica. Cada uno aporta sus pruebas y sus consideraciones. Nunca deberán olvidar que sus opiniones son solamente percepciones de la realidad además de que deberán entender que escuchar significa estar dispuesto a cambiar de opinión. Más aún, deberán escuchar buscando coincidencias entre aquello que ellos piensan y cuanto está diciendo su interlocutor ya que si queremos construir debemos basarnos en las semejanzas. Si nos apetece destruir, entonces será mejor buscar discrepancias entre discursos.


Para crear un equipo ganador deberás completar el siguiente proceso:
  • Disponer de una forma de entender la actividad que se pretende desarrollar en equipo.
  • Traducir esa concepción en una metodología y en un rol para cada miembro del equipo.
  • Asignar los diferentes roles a las personas más adecuadas para desempeñarlos.
  • Conseguir que esas personas se mantengan fieles a sus roles.
Para gestionar este equipo ganador se recomiendan las siguientes pautas:
  • Consensuar las decisiones.
  • Tratar a cada persona en función de sus necesidades.
  • Sorprender, emocionar y convencer para hacer reaccionar.
  • Hacer sacar la conclusión a quien se pretende emocionar.

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