Para que una colección se
convierta en un grupo se requiere un rasgo común; algo que afecte a todos los
componentes del colectivo y que les confiera una identidad.
Si a un grupo se le añade un
objetivo en común entonces se convierte en un equipo.
Los componentes del colectivo
se ven obligados a cooperar si quieren lograr su fin. Pero ¿Cuál es la
principal diferencia entre un equipo normal y un equipo ganador? La diferencia
más importante reside en aquello que regula la confianza entre sus miembros. En
un equipo corriente la confianza depende del error: cuando uno de sus miembros
falla, el resto de componentes deja de confiar en él. En cambio en un equipo de
alto nivel la confianza depende del compromiso. En un equipo grande se sigue
confiando en un jugador que ha fallado. Y eso es así porque el resto de
jugadores están convencidos de que el compañero que ha fallado se dejaría la
piel, si fuera necesario, exactamente igual que harían ellos, para conseguir
los objetivos del colectivo.
El primer paso para construir
un equipo es que alguien debe proponer una idea, una filosofía sobre el juego,
una visión sobre la actividad que se practicará en equipo. Este primer paso
empieza con una idea y termina con unos valores.
Lo que hace que las personas
se comprometan con un proyecto y con un sueño no sólo son números, sino
emociones como la confianza, la honestidad y la ética.
La segunda fase de la construcción
de un equipo ganador parte de la concreción de unos valores, se inspira en
ellos para diseñar un sistema de juego y termina en la definición de los roles
de cada uno de los miembros del colectivo.
Cuando se consigue que cada
uno de los miembros de un equipo tenga muy claro qué se espera de él, lo acepte
y lo cumpla, se logra cohesión.
La tercera fase de la creación
de un equipo de alto rendimiento parte de la definición de los roles
individuales y termina cuando esos roles se han asignado a las personas más
adecuadas para desempeñarlos.
En una entrevista que Javier Lozano concedió a la T.V.
española, el periodista le preguntó:
Ø ¿Cuál es la clave de
tantos éxitos?
Ø Que aquí no están los
mejores…
Ø Si no están los
mejores, ¿quiénes están?
Ø ¡Los más adecuados!
Ø Los más adecuados… ¿a
qué?
Ø Desde mi forma de
entender este juego y, me atrevería a decir, a mi manera de entender la vida.
La mejor manera de conseguir
que un jugador tenga muy claro qué se espera de él consiste en decírselo. La mejor
forma de que lo acepte pasa por tener en cuenta sus necesidades.
Los equipos de alto nivel no utilizan
a los mejores jugadores, sino a los más adecuados.
La cuarta y última etapa en la
creación de un equipo deberá conseguir que los jugadores se muestren fieles a
sus roles y sobre todo que sean capaces de hacerlo bajo presión.
Respetar lo valores colectivos
y las necesidades individuales puede que sea la mejor estrategia para conseguir
que la filosofía que propuso el líder acabe siendo la filosofía que asuma el
equipo entero.
Una vez construido un equipo
de alto rendimiento toca gestionarlo.
La primera regla para un
gestor de personas debería consistir en tratar a los miembros de un colectivo
de manera individualizada, en función de sus necesidades. Esta regla también
incluye hacer entender al resto del colectivo que ese trato diferencial
beneficia al grupo entero.
La opinión del líder es una
más del grupo. No por ser la del líder pesa más ni tampoco menos que las otras.
De él se espera la habilidad necesaria para conducir al grupo hasta el consenso.
El arte de la gestión de las
personas consiste en conseguir que todos los miembros del grupo se sientan
identificados con algún acuerdo.
Imaginemos a un equipo médico
durante una sesión clínica. Cada uno aporta sus pruebas y sus consideraciones.
Nunca deberán olvidar que sus opiniones son solamente percepciones de la
realidad además de que deberán entender que escuchar significa estar dispuesto
a cambiar de opinión. Más aún, deberán escuchar buscando coincidencias entre
aquello que ellos piensan y cuanto está diciendo su interlocutor ya que si
queremos construir debemos basarnos en las semejanzas. Si nos apetece destruir,
entonces será mejor buscar discrepancias entre discursos.
Para crear un equipo ganador deberás completar el siguiente proceso:
- Disponer de una forma de entender la actividad que se pretende desarrollar en equipo.
- Traducir esa concepción en una metodología y en un rol para cada miembro del equipo.
- Asignar los diferentes roles a las personas más adecuadas para desempeñarlos.
- Conseguir que esas personas se mantengan fieles a sus roles.
Para gestionar este equipo ganador se recomiendan las siguientes pautas:
- Consensuar las decisiones.
- Tratar a cada persona en función de sus necesidades.
- Sorprender, emocionar y convencer para hacer reaccionar.
- Hacer sacar la conclusión a quien se pretende emocionar.
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