jueves, 4 de junio de 2015

La piramide

Prólogo
Si tras el partido has dado lo máximo aunque hayas perdido, te irás a casa satisfecho de tu actitud y del esfuerzo realizado, aunque lógicamente triste. Lo más importantes es haberlo intentado con todas tus fuerzas.
1.-La pirámide
Los aspectos psicológicos que participan en el rendimiento están formado por cuatro niveles en donde la base de la pirámide está el poder aprender.
La manera de ser de la persona y sus circunstancias deben permitirle poder aprender, de lo contrario difícilmente llegará a rendir en la medida de sus posibilidades.
¿Quieres que tu rendimiento sea regular, consistente y estable? Pues primero debes conseguir que tu estado de ánimo sea regular, consistente y estable.
Para poder aprender hace falta tener una personalidad que no tienda a complicarse la vida en exceso y un entorno inmediato que no interfiera el rendimiento. Además de poder aprender es necesario querer aprender.
Para estar motivado hacen falta dos condiciones: tener muy claros los objetivos que se persiguen y pagar todo el precio para conseguirlos. Este precio está formado por tres impuestos:
·         Renuncias y sacrificios para poder optar el objetivo.
·         Esfuerzos para cumplir con el programa de trabajo que requiere el objetivo.
·         Aceptación de las consecuencias, tanto positivas como negativas, que se derivan de haber optado por ese objetivo y haberse comprometido con esos medios de trabajo.
Saber aprender:
“Solo hay dos clases de deportistas: los que buscan una excusa para poder fallar y los que andan buscando una solución para poder acertar”.
La conclusión es que ante una dificultad, los ganadores se adaptan.
Asumir los errores, analizarlos y buscar soluciones son algunos de los recursos que utilizan los campeones para corregir rápidamente sus fallos.
El error nos concede la oportunidad de volver a intentarlo. Eso sí, intentarlo de nuevo con un mayor conocimiento.
Ahora, de lo único que se trata es de demostrar lo aprendido. Y es necesario hacerlo bajo presión, en el momento de la verdad porque de lo contrario de nada habrá servido todo el esfuerzo realizado hasta ahora.
Hacer especial una situación es la peor manera de afrontarla. Querer hacer más de lo habitual tiene dos peligros: significa admitir que con lo que sabes hacer no habrá sido suficiente y siembras la duda… ¿Sabré hacer bajo presión algo que ni siquiera hago habitualmente en los entrenamientos?
No hacer especial una cita, una reunión, una conferencia o cualquier actuación es el primer paso para aprender a competir.

En resumen:

La persona que quiera alcanzar el alto rendimiento en una actividad deberá cumplir con los siguientes requisitos: presentar un estado de ánimo estable, rodearse de un entorno que no reste eficacia a su trabajo, tener muy claros los objetivos que persigue, pagar todo el precio que cuestan esas metas, aprender rápidamente de sus errores y tolerar la presión.

No hay comentarios:

Publicar un comentario