Prólogo
Si tras el partido has dado lo
máximo aunque hayas perdido, te irás a casa satisfecho de tu actitud y del
esfuerzo realizado, aunque lógicamente triste. Lo más importantes es haberlo
intentado con todas tus fuerzas.
1.-La pirámide
Los aspectos psicológicos que
participan en el rendimiento están formado por cuatro niveles en donde la base
de la pirámide está el poder aprender.
La manera de ser de la persona y
sus circunstancias deben permitirle poder aprender, de lo contrario difícilmente
llegará a rendir en la medida de sus posibilidades.
¿Quieres que tu rendimiento sea
regular, consistente y estable? Pues primero debes conseguir que tu estado de
ánimo sea regular, consistente y estable.
Para poder aprender hace falta
tener una personalidad que no tienda a complicarse la vida en exceso y un
entorno inmediato que no interfiera el rendimiento. Además de poder aprender es
necesario querer aprender.
Para estar motivado hacen falta
dos condiciones: tener muy claros los objetivos que se persiguen y pagar todo
el precio para conseguirlos. Este precio está formado por tres impuestos:
·
Renuncias y sacrificios para poder optar el
objetivo.
·
Esfuerzos para cumplir con el programa de
trabajo que requiere el objetivo.
·
Aceptación de las consecuencias, tanto positivas
como negativas, que se derivan de haber optado por ese objetivo y haberse
comprometido con esos medios de trabajo.
Saber aprender:
“Solo hay dos clases de
deportistas: los que buscan una excusa para poder fallar y los que andan
buscando una solución para poder acertar”.
La conclusión es que ante una
dificultad, los ganadores se adaptan.
Asumir los errores, analizarlos y
buscar soluciones son algunos de los recursos que utilizan los campeones para
corregir rápidamente sus fallos.
El error nos concede la
oportunidad de volver a intentarlo. Eso sí, intentarlo de nuevo con un mayor
conocimiento.
Ahora, de lo único que se trata
es de demostrar lo aprendido. Y es necesario hacerlo bajo presión, en el
momento de la verdad porque de lo contrario de nada habrá servido todo el
esfuerzo realizado hasta ahora.
Hacer especial una situación es
la peor manera de afrontarla. Querer hacer más de lo habitual tiene dos
peligros: significa admitir que con lo que sabes hacer no habrá sido suficiente
y siembras la duda… ¿Sabré hacer bajo presión algo que ni siquiera hago
habitualmente en los entrenamientos?
No hacer especial una cita, una
reunión, una conferencia o cualquier actuación es el primer paso para aprender
a competir.
En resumen:
La persona que quiera alcanzar el
alto rendimiento en una actividad deberá cumplir con los siguientes requisitos:
presentar un estado de ánimo estable, rodearse de un entorno que no reste
eficacia a su trabajo, tener muy claros los objetivos que persigue, pagar todo
el precio que cuestan esas metas, aprender rápidamente de sus errores y tolerar
la presión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario